Antonio Haghenbeck y de la Lama joven
Don Antonio Haghenbeck y de la Lama nació en Tacubaya, en la Ciudad de México, 14 de febrero de 1902. Fue el tercero de cuatro hijos de Agustín Haghenbeck San Román y Guadalupe de la Lama Molinos del Campo, ambos mexicanos. Por el lado materno, perteneció al grupo de familias de la vieja aristocracia de México; descendía de Juan Bautista Fagoaga y Arozqueta, hermano del Primer Marqués del Apartado –acaudalado minero de la Nueva España-, y de Francisco Molinos del Campo, quien fuera gobernador de la Ciudad de México de 1825 a 1826.
Su abuelo paterno Carl Hypolite Haghenbeck Kundhart llegó a México en 1844, procedente de Alemania. Cinco años después contrajo matrimonio con Juliana San Román, de quien enviudó al poco tiempo. Al morir Juliana se casó con la hermana de ésta, Josefa, quien fue la abuela de Don Antonio. Juliana y Josefa San Román pertenecieron también a una importante familia mexicana, originaria de Lagos de Moreno, Jalisco. Ambas recibieron una educación esmerada. Fueron discípulas de Pelegrín Clavé, importante pintor catalán que fue Director de Pintura de la Academia de San Carlos, en la Ciudad de México, a mediados del siglo XIX. En las exposiciones que celebraba la Academia anualmente, las hermanas San Román presentaron varias de sus pinturas al óleo. Algunas de estas obras se conservan en los Museos de la Fundación Cultural.
Antonio Haghenbeck y de la Lama joven a caballo
Carl H. Haghenbeck Kundhart, llegó a ser propietario de dos tiendas de ropa y mercería: La luz del día y La mina de oro, y se sabe que partir de 1857 se dedicó de lleno tanto a la compra de bienes raíces, como a ofrecer préstamos hipotecarios, con lo que logró reunir un cuantioso capital.
Desde muy joven, Don Antonio mostró una marcada inclinación por el arte y el coleccionismo. Al igual que su abuela y su tía abuela, se sintió atraído por la pintura, por lo que desde muy temprana edad empezó a tomar clases particulares junto con su hermana Guadalupe.
Debido a la situación generada por la Revolución Mexicana, a los12 años de edad, partió con sus padres y hermanos a España, donde permanecieron de 1914 a 1917. A su regreso a México reanudó sus clases de pintura y logró realizar varios óleos, sobre todo copias de obras de artistas famosos. De su juventud se conserva La conversión de San Pablo -realizada a los 20 años- que se encuentra en la escalera principal del Museo Casa de la Bola. Don Antonio heredó de sus padres una considerable fortuna, que incrementó a lo largo de su vida. Cuando entró en posesión de ésta destinó buena parte de la misma a la compra de obras de arte, de bienes raíces y a realizar obras de caridad.
Familia Haghenbeck y de la Lama, de izquierda a derecha: María de los Ángeles, María Guadalupe, Sra. María Guadalupe de la Lama y Molinos del Campo, Antonio y Carlos
Fue un católico observante. Tanto en la Casa de la Bola como en la Hacienda de Santa Mónica y en la Hacienda de San Cristóbal Polaxtla disponía de un oratorio en la planta alta y una imagen de la Virgen de Guadalupe preside las escaleras principales en las tres casas museo. En 1948 ingresó a la Orden Terciaria Franciscana y posteriormente a la Orden del Santo Sepulcro. Frecuentemente apoyaba con donativos a sacerdotes, así como a diversas órdenes religiosas, sobre todo a monjas que se dedicaban a atender niños desamparados y a hijos de leprosos. En 1931 ayudó a las obras de la Parroquia de San Miguel, cercana a la Casa de la Bola, en Tacubaya, y en 1948 donó al Arzobispo de México, Luis María Martínez -con quien tenía relación cercana-, una finca en Acolman para albergar a niños indigentes.
Amaba a los animales y le gustaba rodearse de ellos. Desde muy joven luchó por evitar el sufrimiento de éstos, seguramente inspirado por su pariente Karl Hagenbeck, quien a finales del siglo XIX creó en Stellingen -cerca de Hamburgo-, el primer zoológico donde los animales podían deambular libremente, sin estar aprisionados en jaulas. Don Antonio Haghenbeck formó parte de la Liga Defensora de Animales, en la Ciudad de México, y secundó a la señora Luz María Nardi en su incansable labor para erradicar la matanza cruel en los rastros de nuestro país. En la Casa de la Bola y en las Haciendas de Santa Mónica y de San Cristóbal Polaxtla tenía pavos reales, cisnes blancos y negros, pájaros, perros, así como hermosos caballos, porque gustaba de la equitación.
Antonio Haghenbeck y de la Lama en su primera comunión
Don Antonio permaneció soltero toda su vida y murió sin descendencia a los 89 años, el 4 de septiembre de 1991, con la satisfacción de haber tenido una vida plena en la que el arte, la arquitectura antigua de México, la naturaleza, los animales, su fe religiosa y su gran interés por ayudar al prójimo ocuparon un lugar muy importante.
El apellido es Sanromán, no San Román.
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